El calvario de los japones en Perú durante la segunda guerra mundial
El 7 de diciembre de 1941, Japón ataca la base naval estadounidense en Pearl Harvor, esta eventualidad repercute negativamente en los ciudadanos japoneses en territorio peruano, pues tras el ataque, el Estado peruano toma medidas inmediatas. La principal, fue congelar las cuentas bancarias de los japoneses y prohibirles el retiro y depósito de dinero. Además, la exposición mediática del tema sumado al recelo que se le tenía a la comunidad nipona provocó saqueos de tiendas japonesas, exclusión y discriminación.
Durante la segunda guerra mundial, el ejército japonés tomó prisioneros a soldados estadounidenses en campos de concentración pertenecientes al eje Berlín-Roma-Tokio. Por ello, el gobierno norteamericano pidió ayuda de trece países americanos entre ellos Perú, según la asociación peruano-japonesa, se trataba de enviar ciudadanos japoneses para que sean recluidos en EE. UU, y de esta manera negociar y realizar intercambio de prisioneros.
Perú mantenía relaciones importantes con Estados Unidos, y para conservarlas, en 1942 empiezan las deportaciones de japonés en el país. El objetivo era expulsar a espías y conspiradores contra el orden, sin embargo, se deportó a los ciudadanos que no tenían relación con la guerra, y como única prueba tomaban su nacionalidad. El destino de los japoneses deportados eran los campos de concentración.
Blanca Katsura, narra un aterrador testimonio de cómo a su padre y a su familia fueron trasladados al campo de concentración de Crystal City “Era la noche del 6 de enero de 1943 cuando dos policías vinieron a mi casa a buscar a mi padre. Él les dijo que no había hecho nada malo, pero no le escucharon. Lo detuvieron y lo metieron en la cárcel. Un mes después de su detención, mi padre me envió una carta por mi cumpleaños y fue así como nos enteramos de que lo habían llevado en barco a un campo de internamiento en Panamá -donde lo tenían haciendo trabajos forzosos- y de que lo iban a trasladar a Texas. (La madre de Blanca viaja con ella a vivir con su esposo) En Nueva Orleans confiscaron nuestros pasaportes. Nos montaron en un tren y nos llevaron al campo de internamiento de Crystal City, en Texas. Íbamos a la escuela cada día, donde nos enseñaban japonés. Luego supe que era así porque querían que conociéramos la lengua para cuando nos deportaran a Japón”
Fueron aproximadamente 1800 japoneses con ciudadanía peruana, deportados a Estados Unidos entre mujeres, hombres y niños, según The Japanese Peruvian Oral History Project, la cifra representa el 80% de las deportaciones forzadas en 13 países. Como última medida de coacción a la comunidad japonesa, el presidente, Manuel Prado Ugarteche, confiscó todos los bienes nipones que se encuentren dentro del territorio nacional.
Piero RG
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