¿Quién mató a Palomino Molero?
¿Quién mató a Palomino Molero? Es una novela policíaca escrita por el premio Nobel Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, literato peruano nacido en Arequipa el 28 de marzo de 1936. Es considerado uno de los más importantes novelistas y ensayistas contemporáneos. Y tiene entre sus galardones más significativos, un premio Nobel de literatura otorgado en 2010, un premio Cervantes en 1994; el Príncipe de Asturias de las Letras 1986, el Biblioteca Breve 1962, el Rómulo Gallegos 1967 y el Planeta 1993. Sus obras más aclamadas y mediante las cuales su prosa ha alcanzado renombre internacional son: La ciudad y los perros (1963), La casa verde (1966) y Conversación en la catedral (1969). Mario Vargas Llosa por lo general ambienta sus obras en Perú explorando costumbres, jergas y problemáticas de la sociedad nuestra.
¿Quién mató a Palomino Molero? Es una obra cuya historia transcurre en nuestra región, Piura, precisamente en Talara. Su trama es la búsqueda de los culpables del homicidio violento del joven Palomino Molero, por parte del teniente Silva y guardia Lituma, encargados de la investigación. En el desarrollo de historia se desprenden temáticas como el amor, que son un reflejo de la época y que lamentablemente aquejan en la actualidad a la sociedad peruana, tales como la discriminación y clasismo, y la corrupción.
El coronel Mindreau quería que su hija, Alicia, se casara con el Teniente Dufó, su prometido oficial, quien él consideraba de buena familia, y no con Palomino, a quién denomidaba despectivamente como “cholo”. Sin embargo Alicia le correspondía al joven avionero y cuando se iban a casar secretamente en casa de doña Lupe, llegaron Mindreau y Dufó a separarlos. Esta parte de la historia ya remarca un evidente racismo, sin embargo el nivel de odio sube un escalón más cuando el Coronel ordena a Dufó asesinar al amante de su hija, quién enajenado de violencia perpetúa una muerte tortuosa al joven Palomino. Muestra de clasismo también se desarrolla durante el acercamiento del teniente Silva y Lituma a la base de la fuerza aérea, donde el Coronel Mindreau lo trata de forma despectiva, clasista y con alevoso autoritarismo, tan solo su jerarquía institucional.
En cuanto a la corrupción, la historia expone el poder de la influencia militar sobre todas las demás instituciones de defensa. En primer lugar se evidencia cuando el Coronel Mindreau les niega la autorización de interrogar a los compañeros de cuadro de Palomino Molero, y Silva junto a Lituma no tienen otra opción que obedecer. Además después de resolver el caso
ambos son trasladados a la sierra, precisamente a Junín, esto funciona como una excusa para silenciarlos. La obra termina con la siguiente reflexión del teniente Silva “Tanto que querías aclarar el misterio de Palomino Molero. Ya está, te lo aclaré. Y qué ganamos. Que te manden a la sierra, lejos de tu calorcito y de tu gente. Y a mí tal vez a un hueco peor. Así se agradecen los buenos trabajos en esta Guardia Civil a la que tuviste la cojudez de meterte.
Finalmente a Palomino Molero lo mató Dufó, pero si profundizamos, podríamos decir que lo mató el amor, pero sobre todo el sistema, la injusticia, la discriminación, el odio y los celos.
Mario Vargas Llosa hace un tratamiento exquisito con las imágenes literarias que emplea en la obra, las cuales logran reflejar el clima de la época. Además, con el empleo de jergas regionales que denotan un estudio previo, pues son usadas con coherencia y familiaridad, sitúan al lector de forma clara en Piura. Si bien es cierto el empleo abundante de jergas pueden dificultar la comprensión por parte de los lectores extranjeros. Sin embargo estas están correctamente contextualizadas, lo que permite en mayoría su entendimiento. Desde una perspectiva personal ¿Quién mató a Palomino Molero? no es del todo una novela policiaca, sino que se ayuda de algunas de sus características para mantener al lector en alerta constante durante su lectura, de tal modo que se crea un interacción entre el desarrollo del caso por parte de los personajes Silva y Lituma, y la expectación del lector.
Piero RG
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